martes, 2 de julio de 2013

Logia Lautaro


Logia Lautaro:Relación con la masonería

Según el historiador argentino Emilio J. Corbiere, la masonería llegó al Río de la Plata a finales del siglo XVIII, influida por los masones españoles y no por los ingleses como se ha creído. Cuando José de San Martín, Carlos de Alvear y otros patriotas llegaron a Buenos Aires en 1812, la Orden ya estaba implantada: existía la Logia Independencia en 1795 y en 1810 se estableció una homónima, presidida por Julián Álvarez, la cual se llamó Logia de San Juan, y suministró los elementos básicos para la Lautaro. Las Lautarinasfueron logias masónicas operativas no en el sentido tradicional del término, sino con objetivos revolucionarios, además de simbólicas; de ahí el error de muchos autores, incluso masónicos, que permitió generar fábulas impulsadas por los escritores católicos y antimasónicos en general. San Martín fue iniciado masón en la Logia Integridad de Cádiz y de allí pasó a la Logia Caballeros Racionales Nº 3, donde recibió el Tercer Grado de la masonería simbólica, el de Maestro Masón, el 6 de mayo de 1808. Posteriormente fundó con Alvear la Logia Caballeros Racionales Nº 7.
José Stevenson Collante, por su parte, afirmó que en este proceso revolucionario, gran parte de sus miembros tenían la doble investidura de masones de Logias Regulares Universales y de Masones de Logias Patrióticas Revolucionarias Americanas.
Según el reputado autor masónico Albert Gallatin Mackey, la Logia se compondría de dos cámaras: la masonería simbólica o azul, que constaba de los tres primeros grados, y la masonería superior o roja, compuesta de los grados 4° y 5°, Rosa Cruz y Kadosh, respectivamente, de acuerdo a la terminología masónica. Esta cámara o sección fue denominada por San Martín como Gran Logia de Buenos Aires, y fue la que actuó en política prescindiendo de la Lautaro, la cual no intervenía para nada en las deliberaciones de aquélla. Por lo tanto, no se trataría de uno, sino que serían dos organismos autónomos, aun cuando guardaran entre sí una estrecha relación.
Entre los miembros principales que participaron cobraron notoriedad:

Sociedad Patriotica





Sociedad Patriotica


Francisco Miranda


Biografia de Francisco Miranda creador de la Logia Lautaro



Precursor del movimiento de emancipación de Hispanoamérica (Caracas, 1750 - San Fernando, Cádiz, 1816). Era hijo de un comerciante canario que había hecho fortuna en Venezuela. Francisco estudió en la Universidad de Caracas y se alistó en el ejército español en 1771. Combatió en el norte de África, en las Antillas y en la intervención contra Gran Bretaña durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1780-81).
Luego se instaló como comerciante en Cuba. Pero fue procesado por contrabando y lectura de libros prohibidos en 1783; porque, efectivamente, Miranda era seguidor de los enciclopedistas y los filósofos ilustrados, cuyo ideario político liberal había adoptado.
Antes de ser desterrado al norte de África, consiguió huir y se lanzó, por lo que le quedaba de vida, a luchar contra la dominación colonial española en su país. Recorrió Europa y Estados Unidos defendiendo la causa de la independencia hispanoamericana, a imagen de lo que habían hecho las antiguas colonias británicas del continente. Su pertenencia a la masonería le facilitó el contacto con las personalidades más relevantes del mundo, a través de las logias europeas y americanas.
Durante su estancia en Francia, se adhirió a la Revolución, que le nombró general, y prestó sus servicios para la conquista francesa de los Países Bajos (1792-93); pero perdió el empleo por un conflicto con Dumoriez. Fue perseguido por el Comité de Salvación Pública durante el Terror (1793), pero se salvó de la guillotina por la caída de Robespierre. Luego presidió una junta de representantes de las colonias españolas de América (fundada en París en 1797), que respaldó su campaña en busca de apoyos internacionales.
En 1806 regresó a Venezuela, habiendo conseguido promesas de ayuda por parte de la zarina Catalina II de Rusia, el presidente americano Jefferson y, sobre todo, el Joven Pitt, primer ministro de Gran Bretaña, de cuyos intereses geoestratégicos se convirtió en agente.

Miranda pretendía formar un único Estado hispanoamericano independiente desde el Mississippi hasta la Tierra del Fuego, para el cual había proyectado una constitución, ideado un nombre -Colombia- e incluso diseñado una bandera (la actual de Colombia, Venezuela y Ecuador). Pero su primer intento de desembarcar en Ocumare fue rechazado por el capitán general de Venezuela; y un segundo desembarco en Coro no despertó la adhesión que esperaba por parte de los criollos, por lo que regresó a Europa en busca de refuerzos (1807).
La invasión de España por las tropas de Napoleón en 1808 creó en las colonias americanas una situación de desconcierto y vacío de poder, que los independentistas aprovecharon para lanzar su revolución con más garantías de éxito: Miranda fundó el periódico El Colombiano, desde el cual coordinó los movimientos revolucionarios que estallaron simultáneamente y con características semejantes en toda Hispanoamérica en 1810; en aquel año regresó a Venezuela, a instancias de Bolívar y de la junta revolucionaria formada en Caracas.

Un Congreso proclamó la independencia de Venezuela al año siguiente, adoptando una Constitución inspirada en la de los Estados Unidos. Miranda fue puesto al frente del ejército rebelde y se proclamó dictador para detener el contraataque español (1812). Pero fue derrotado y capituló sin consultar a sus propios compañeros en aquel mismo año; desacreditado por sus errores políticos y militares, y enfrentado tanto a los republicanos radicales como a los terratenientes conservadores, fue arrestado por Bolívar y entregado a los realistas, que le enviaron preso a España, donde murió.

Primera Filial de La Logia Lautaro

La primera filial de la logia se estableció en CádizEspaña, en el año 1811, con el nombre de Logia Lautaro, en honor al Toqui Ocaudillo mapuche Lautaro,1 que llamó a su pueblo a sublevarse contra los conquistadores españoles en la Gobernación de Chile en elsiglo XVI. Este nombre se debió a los relatos que Bernardo O'Higgins contó a Miranda al respecto.

Acciones que llevan adelante a la sociedad patriótica y a la Logia Lautaro

   El objetivo de la Logia Lautaro era conseguir la independencia de la mayoría de las colonias americanas. Fue fundada por Francisco de Miranda y sus miembros eran:
*Francisco de Miranda 
*Santiago Mariño 
*Andrés Bello 
*Luis López Méndez 
*Simón Bolívar 
*Bernardo O'Higgins 
*José de San Martín 
*Tomás Guido 
*Francisco Isnardi 
*Ambrosio Plaza Farfán 
*José Cortes de Madariaga 
*Juan Pablo Fretes 
*Bernardo Monteagudo 
*Manuel José García 
*José Antonio Alvarez Condarco 
La mayoría eran militares. Todos éstos masones debían obediencia a la Gran Logia de Londres, la más grande del mundo en ese momento, que había ideado el plan para independizar las colonias de España. Lo que ocurría es que Inglaterra había perdido las 13 colonias de América del Norte y necesita buevos mercados comerciales. América del sur estaba la mayoría en manos de los españoles y el comercio con Inglaterra se limitaba al contrabando (Inglaterra pagaba 200% más que lo que pagaban los españoles), pero no era suficiente, por ello al independizarse un país Inglaterra era la 1º potencia europea en reconocerlo, así mandaba un embajador y comenzaban las relaciones bilaterales. No es casual que todos los países latinoamericanos hayan festejado el años pasado su bicentenario. A los Masones nombrados hay que agregar a Simón Bolívar, Sucre (Venezuela) y Mariano Moreno (Argentina) su hermano Manuel Moreno fundó la Sociedad Patriótica que la formaron: Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Juan Larrea, Agustín José Donado,Julián Álvarez, Francisco Planes, Salvador Cornet, Ignacio Núñez, Monteagudo, la mayoría Masones.
Simultáneamente con la fundación de la Logia Lautaro volvió a actuar la Sociedad Patriótica a mediados de 1812. Lo mismo que la Logia, tenía por lema Independencia y Constitución. Su presidente, Bernardo de Monteagudo (1789-1825), dirigió sucesivamente los periódicos El Grito del Sur y Mártir o Libre, órgano de difusión de sus ideas. Entre la Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro había comunidad de ideales en muchos puntos. Tan es así que algunos miembros de la primera, como Monteagudo integraban también la segunda. La acción de ambas agrupaciones coincido en su lucha contra el triunvirato.La Sociedad Patriótica tenía su origen en el Club de Marco, constituido el primer domingo de marzo de 1811 en el café propiedad de Pedro José Marco, en la actual esquina de Alsina y Bolívar. La Sociedad Patriótica fue una entidad política y de oposición al gobierno, se creo en marzo de 1810, siendo su lugar de reunión el café de Marco, el mejor de aquella época (un dato curioso , desde 1804 contaba con billares. Estaba ubicado en la esquina actual de Alsina y Bolívar y fue disuelta como consecuencia del movimiento del 5 y 6 de abril.
En el año 1811 arribó a Buenos Aires Bernardo de Monteagudo y reconstruyó esta Sociedad Patriótica. Esta institución adquirió carácter semioficial al contar con el apoyo de personas del gobierno (Paso, Chiclana). Se instaló entonces en el edificio del Consulado de Buenos Aires.
Monteagudo, muy bien recibido por el círculo liberal de Buenos Aires, encontró en la Gazeta de los viernes, el elemento eficaz para expandir su prédica revolucionaria, cambiando la fisonomía de esta publicación. La posición conservadora tradicional, en cambio, fue sostenida por Pazos Silva en sus artículos de los martes. Este antagonismo provocó la supresión de la Gazeta y la aparición de la Gaceta Ministerial.
Monteagudo volcó su doctrina en nuevas páginas periodísticas: Mártir o Libre y El Grito del Sud, exaltando la necesidad urgente de la emancipación. Pazos Silva continuó oponiéndose a esta prédica desde El Censor.
La Sociedad Patriótica, en verdad actuaba como manifestación externa de la Logia Lautaro; ésta dirigía la conspiración y tenía el contralor de las Fuerzas Armadas. Finalmente el 8 de octubre de 1812 se produjo la revolución que derrocó al Primer Triunvirato. La activa oposición al gobierno, encabezada por la Logia Lautaro y la Sociedad Patriótica, censuraba el marcado centralismo del gobierno derrocado y la demora en convocar a un congreso general. Espero haberte ayudado

Que fue Sociedad Patriótica y los objetivos que tuvo

La Sociedad Patriótica fue conformada en marzo de 1811 por los seguidores de Mariano Moreno, en Buenos Aires.
Se constituyó como un espacio en donde debatían temas políticos y filosóficos.Fundamentalmente las ideas de Moreno estaban influidas por el concepto de "soberanía popular" difundido por la independencia de Estados Unidos y de la Revolución Francesa, y por la versión del Contrato Social de Rousseau, que concebía a la sociedad como fruto de un pacto acordado libremente por todos sus integrantes.

lunes, 1 de julio de 2013

LA SOCIEDAD PATRIOTICA


antecedentes


Cornelio Saavedra, presidente de la Junta.
Tras la formación de la Junta Grande y la partida y muerte del secretario de la Primera Junta Mariano Moreno, el sector que lo seguía quedó en minoría en el nuevo ejecutivo, liderado por su presidente Cornelio Saavedra y los diputados Gregorio Funes y Manuel Felipe Molina.
Mientras el partido de los llamados saavedristas, considerado moderado o incluso conservador en objetivos y procedimientos, estaba más enraizados en la estructura de poder existente al controlar las principales unidades militares y la estructura municipal, su opositor, el denominado morenista, considerado más radical en sus métodos y en los tiempos y alcances que pretendían dar a la revolución, controlaban un regimiento y tenían inserción importante en la juventud de la ciudad. No obstante ser comparados habitualmente con los jacobinos de la Revolución francesa carecían de la inserción que estos tenían en la plebe a través de lossansculottes.

domingo, 30 de junio de 2013

Sociedad Patriótica Concepto:


Fue una asociación política que surgió como consecuencia de la separación de Manuel Moreno de la Primera Junta, luego convertida en Junta Grande; agrupó a los revolucionarios cuyo fin era declarar la independencia y establecer un triunvirato sobre el Virreinato del Río de la Plata. Fue una entidad política y de oposición al gobierno. Tenía el poder de las Fuerzas Armadas y la conspiración de la Logia. También es conocida como "Sociedad Patriótica Literaria".

sábado, 29 de junio de 2013

Conformación:

 Fue conformado por los seguidores de Mariano Moreno,su líder fue Manuel Moreno, el hermano de éste. en Buenos Aires.Se constituyó en el Club de Marco, el primer domingo de marzo de 1811 en el café propiedad de Pedro José Marco, en la actual esquina de Alsina y Bolívar, como un espacio en donde se debatían temas políticos y filosóficos. Las ideas de Moreno estaban influidas por el concepto de "soberanía popular", difundidos por la independencia de EE.UU. y de la Revolución Francesa, y por la versión del Contrato Social de Rousseau, que concebía a la sociedad como fruto de un pacto acordado libremente por todos sus integrantes.

viernes, 28 de junio de 2013

Integrantes:

Fueron los revolucionarios que seguian el pensamiento de Moreno y sus principios democráticos, entre ellos se destacan:Manuel Moreno, Julián Álvarez, Agustín José Donado, Francisco Planes, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Juan Larrea, Ignacio Núñez, Salvador Cornet, entre otros.Estos revolucionarios crearon la Sociedad Patriótica porque creían que era necesario agitar el ambiente por medio de un organismo que propagara las ideas del secretario de la Primera Junta y donde pudieran debatirse las cuestiones del momento. Los miembros de la Sociedad Patriótica criticaban el desconcierto que notaban en la Junta Grande. Señalaban la tardanza de ésta en la resolución de las cuestiones fundamentales, esto es, la salida política que se pensaba dar al país. Según la Sociedad Patriótica, la indecisión política de los integrantes del gobierno y su elevado número contribuían a crear esta situación.Sus miembros convertieron el nombre de Moreno en un símbolo para el movimiento revolucionario del Río de la Plata.

miércoles, 26 de junio de 2013

Primera noticia:

En el periódico "Gazeta de Buenos Ayres" el doctor Pedro Agrelo, quien fue redactor oficial de orientación morenista entre el 18 de marzo de 1811 y el 5 de octubre de 1811, se centró en 2 principios sumamente importantes de la democracia liberal: la libertad de expresión y la publicidad del gobierno. Tras esto, los miembros de la Sociedad tomarían a Moreno como un símbolo de la Revolución.



martes, 25 de junio de 2013

Conflicto y disolución:



En abril de 1811, anticipando un movimiento de los morenistas, el grupo de Cornelio Saavedra, apoyado por buena parte de la población de los suburbios forzó la separación y detención de los miembros remanentes que eran partidarios de Mariano Moreno como Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Juan Larrea y Agustín José Donado, tras lo cual, la Sociedad Patriótica fue disuelta, entre el 5 y 6 de abril. Con esto se vió cumplido el plan de Saavedra.En enerio de 1812, Bernardo de Monteagudo intentó reestablecer la Sociedad, actuó por unos momentos pero había perdido gran parte de su influencia. Esta institución adquirió carácter semioficial al contar con el apoyo de personas del gobierno (Paso, Chiclana). Se instaló entonces en el edificio del Consulado de Buenos Aires, hasta que fue absorbida por la Logia Lautaro.

domingo, 23 de junio de 2013

Unión con la Logia Lautaro:

Cuando fracasó Monteagudo en su intento por recuperar la Sociedad, la Logia tenia un objetivo en mente: luchar para lograr la independencia continental, triunfando en el plano militar y haciendo que la política siguiera ese objetivo básico. Aprovechando la ocasión se unió con la Sociedad Patriótica.

sábado, 22 de junio de 2013

Derrocamiento del Primer Triunvirato:

El 8 de octubre de 1812 ambas sociedades produjeron una revolución militar que derrotó al Primer Triunvirato, quienes eran la primer activa oposición del gobierno. Censuraban el marcado centralismo del gobierno derrotado y la demora en convocar a un congreso general. El 6 de abril del año anterior los saavedristas habían expulsado del gobierno, por la violencia, a los morenistas; ahora los revolucionarios destituían al Triunvirato para poder concretar sus objetivos de independencia.Se cree que durante estos acontecimientos, por parte de los grupos morenistas, se comenzó a utilizar el símbolo patrio, es decir, la cinta celeste y blanca como distintivo político. Tras esto se organizóla instalación del Segundo Triunvirato. Este último convocaría al Congreso Constituyente que conocemos como la Asamblea del Año XIII, en la que Monteagudo participó como diputado por Mendoza. 



sábado, 15 de junio de 2013


                                                                              Agustín José Donado

viernes, 14 de junio de 2013

                                                                                                Francisco Planes

jueves, 13 de junio de 2013

                                                                                                    Juan Larrea

miércoles, 12 de junio de 2013

                                                                Nicolás Rodríguez Peña

jueves, 6 de junio de 2013

la logia lautaro y la sociedad patriotica

Un grupo de jóvenes americanos, que habían integrado el ejército español en la lucha contra Napoleón, llegó a Buenos Aires en marzo de 1812. Su objetivo era luchar por la independencia. Habían ingresado en las logias secretas liberales que actuaban en Europa, dependientes de la Gran Unión Americana, organizada por Francisco de Miranda en Londres. El Triunvirato los incorporó al ejército y les reconoció el grado militar.Entre ellos se destacaban José de San Martín, a quien el gobierno le encomendó la organización de un cuerpo de caballería —elRegimiento de Granaderos a Caballo— y Carlos María de Alvear, joven ambicioso integrante de una de las principales familias porteñas.

A poco de llegar organizaron una sociedad secreta, la Logia Lautaro, con la finalidad de luchar por la independencia y la organización constitucional en América; se proponía fortalecer la unidad política y militar de la revolución, planeando una estrategia global frente al poder de los españoles en América. Incorporaron personalidades que sostenían el ideal emancipador, como Bernardo de Monteagudo, líder de la Sociedad Patriótica.
La logia matriz residía en Buenos Aires; su presidente era Alvear, siendo su vicepresidente San Martín. Poseía además filiales en el interior. Los miembros se llamaban Hermanos, tenían un código para comunicarse y se comprometían a consultar a la logia en caso de ser elegidos para integrar el gobierno.
Al mismo tiempo, los Jóvenes de la Sociedad Patriótica, que inicialmente apoyaban al gobierno, comenzaron a criticarlo. Desde diferentes periódicos insistían sobre la necesidad de declarar la independencia y de reunir un congreso que sancionase una constitución. Con el paso del tiempo, las miras de la Logia y de la Sociedad llegaron a confluir en una oposición conjunta.

martes, 4 de junio de 2013

                                           HISTORIA ARGENTINA(1810-1820)


                                              HISTORIA ARGENTINA(1776-1810)


lunes, 3 de junio de 2013

MAS INFORMACION SOBRE LA SOCIEDAD PATRIOTICA


La sociedad patriotica o tambien llamada la sociedad literario se inauguró bajo la presidencia de don Bernardo de Monteagudo y sobre la base del Club fundado en 1810 en el café de San Marcos; en dicho lugar se había hecho cada vez más fuerte la oposición al núcleo saavedrista de gobierno.También a comienzos de 1812, Monteagudo comenzó a dirigir el órgano de difusión de la Sociedad Patriótica Literaria, “El Grito del Sud”. Este grupo junto a la recién fundada Logia de Caballeros Racionales (Logia Lautaro), con San Martín a la cabeza, participaron el 8 de octubre de 1812 del derrocamiento del Primer Triunvirato y la instalación del Segundo. Este último convocaría al Congreso Constituyente que conocemos como la Asamblea del Año XIII, en la que Monteagudo participó como diputado por Mendoza. 


domingo, 2 de junio de 2013

oración inaugural

Oración inaugural. Apertura de la Sociedad Patriótica 13 de enero de 1812

Exordio

Aislado el hombre en su primitivo estado y reducido al estrecho círculo de sus insuficientes recursos, buscó en la sociedad de sus semejantes el apoyo de su precaria existencia y bien presto la necesidad sancionó la unión recíproca que anhelaba el instinto. Mas apenas conoció las primeras ventajas de esta asociación, cuando ya sintió sus inconvenientes y peligros: el más fuerte, el más sagaz de los asociados hizo los primeros ensayos de la tiranía y el débil resto empezó a preparar con su obediencia pasiva la materia de que se había de formar después el primer eslabón de la cadena de los mortales. La sociedad hizo progresos, el hombre satisfizo sus necesidades, encontró lo útil, descubrió lo agradable, y calculó que podría dilatar con el tiempo la esfera de sus placeres. Cada día daba un paso en sus adquisiciones, y retrogradaba en sus recursos, porque sus urgencias se multiplicaban en razón de aquellas: crecían sus apetitos, pululaban sus pasiones, y su inexperta razón fluctuaba en la impotencia de satisfacerlas. En este contraste empezó el hombre a inventar recursos y combinar sus fuerzas con los primeros medios que le sugería su limitado y naciente ingenio. El error presidió sus primeros ensayos y en el embrión de sus combinaciones descubrió ya el germen de sus vicios, resultado preciso de su ignorancia; porque la perversidad no es sino el efecto de un falso cálculo. Por último emprendió el crimen sin prever sus consecuencias y su corazón recibió entonces diferentes impresiones que fijaron la época de su corrupción y de su infelicidad. 


oración inaugural (segunda parte)

Ofuscado ya el espíritu humano y viciada su complexión moral, se familiarizó con los atentados y puso por ley fundamental de su primer código la fuerza y la violencia. En este período la raza de los hombres se multiplicaba ya por todas partes y de las primeras sociedades empezaron a formarse sucesivamente reinos, imperios y numerosas asociaciones. La tierra se pobló de habitantes; los unos opresores y los otros oprimidos: en vano se quejaba el inocente; en vano gemía el justo; en vano el débil reclamaba sus derechos.
Armado el despotismo de la fuerza y sostenido por las pasiones de un tropel de esclavos voluntarios, había sofocado ya el voto santo de la naturaleza y los derechos originarios del hombre quedaron reducidos a disputas, cuando no eran combatidos con sofismas. Entonces se perfeccionó la legislación de los tiranos; entonces la sancionaron a pesar de los clamores de la virtud y para acabar de oprimirla llamaron en su auxilio el fanatismo de los pueblos y formaron un sistema exclusivo de moral y religión que autorizaba la violencia y usurpaba a los oprimidos hasta la libertad de quejarse, graduando el sentimiento por un crimen.
Mientras el mundo antiguo envuelto en los horrores de la servidumbre lloraba su abyecta situación, la América gozaba en paz de sus derechos, porque sus filántropos legisladores aún no estaban inficionados con las máximas de esa política parcial, ni habían olvidado que el derecho se distingue de la fuerza como la obediencia de la esclavitud; y que en fin la soberanía reside sólo en el pueblo y la autoridad en las leyes, cuyo primer vasallo es el príncipe. No era fácil permaneciesen por más tiempo nuestras regiones libres del contagio de la Europa, en una época en que la codicia descubrió la piedra filosofal, que había buscado inútilmente hasta entonces: una religión cuya santidad es incompatible con el crimen sirvió de pretexto al usurpador. Bastaba ya enarbolar el estandarte de la cruz para asesinar a los hombres impunemente, para introducir entre ellos la discordia, usurparles sus derechos y arrancarles las riquezas que poseían en su patrio suelo. Sólo los climas estériles donde son desconocidos el oro y la plata, quedaban exentos de este celo fanático y desolador. Por desgracia la América tenía en sus entrañas riquezas inmensas y esto bastó para poner en acción la codicia, quiero decir el celo de Fernando e Isabel que sin demora resolvieron tomar posesión por la fuerza de las armas, de unas regiones a que creían tener derecho en virtud de la donación de Alejandro VI, es decir, en virtud de las intrigas y relaciones de las cortes de Roma con la de Madrid. En fin las armas devastadoras del rey católico inundan en sangre nuestro continente; infunden terror a sus indígenas; los obligan a abandonar su domicilio y buscar entre las bestias feroces la seguridad que les rehusaba la barbarie del conquistador.

oración inaugural (tercera parte)

Establecida por estos medios la dominación española se aumentaban cada día los eslabones de la cadena que ha arrastrado hasta hoy la América y por el espacio de más de 300 años ha gemido la humanidad en esta parte del mundo sin más desahogo que el sufrimiento, ni más consuelo que esperar la muerte y buscar en las cenizas del sepulcro el asilo de la opresión. La tiranía, la ambición, la codicia, el fanatismo, han sacrificado millares de hombres, asesinando a unos, haciendo a otros desgraciados y reduciendo a todos al conflicto de aborrecer su existencia y mirar la cuna en que nacieron como el primer escalón del cadalso donde por el espacio de su vida habían de ser víctimas del tirano conquistador. Tan enorme peso de desgracias desnaturalizó a los americanos hasta hacerlos olvidar que su LIBERTAD era imprescriptible: y habituados a la servidumbre se contentaban con mudar de tiranos sin mudar de tiranía. En vano de cuando en cuando la naturaleza daba un grito en medio de la América por boca de algunos héroes intrépidos: un letargo profundo parecía ser el estado natural de sus habitantes y si alguno hablaba, luego caía sobre su cabeza el homicida anatema del rey o de sus ministros y los buenos deseos de los corazones sensibles doblaban la desgracia y la humillación de los demás... Las edades se sucedían, las revoluciones del globo mostraban la instabilidad del trono de los déspotas, y sólo la América parecía estar destinada a servir de eterno pábulo a la tiranía exaltada, hasta que presentándose sobre la escena del mundo un político y feliz guerrero, cuyos triunfos igualan el número de sus empresas y a quien con razón hubiera mirado la ciega gentibilidad como al Dios de las batallas, concibe el gran designio de regenerar a esa nación degradada por la corrupción de su corte, enervada por las pasiones de sus ministros y reducida por la ignorancia a una estúpida apatía que no le dejaba acción sino para aniquilar lo que ya había destruido su codicia. Lo consigue por medio de la fuerza combinada con la persuasión e intrigas de los mismos españoles y el león de tan decantada bravura rinde la cerviz a las armas del emperador. Llegan las primeras noticias a la América, y al modo que un fenómeno incalculado pone en entredicho las sensaciones del filósofo, quedan todos al primer golpe de vista poseídos de sorpresa, que en los unos produce luego el pavor y en otros la confianza. Los hombres se preguntan con asombro ¿qué hay de nuevo? Y todos buscan el silencio para contestar que pereció la España y se disolvió ya la cadena de nuestra dependencia. No importa que busquen todavía el silencio y la sombra para respirar, en breve serán todos intrépidos y sólo temblarán los que antes infundían terror al humilde americano.
Así sucedió a poco tiempo: empezó nuestra revolución y en vano los mandatarios de España ocurrirán con mano trémula y precipitada a empuñar la espada contra nosotros: ellos erguían la cabeza y juraban apagar con nuestra sangre la llama que empezaba a arder; pero luego se ponían pálidos al ver la insuficiencia de sus recursos. La Plata rasgó el velo; la Paz presentó el cuadro; Quito arrostró los suplicios; Buenos Aires desplegó a la faz del mundo su energía y todos los pueblos juraron sucesivamente vengar la naturaleza ultrajada por la tiranía.
Ciudadanos, he aquí la época de la salud: el orden inevitable de los sucesos os ha puesto en disposición de ser libres si queréis serlo: en vuestra mano está abrogar el decreto de vuestra esclavitud y sancionar vuestra independencia. Sostener con energía la majestad del pueblo, fomentar la ilustración; tales deben ser los objetos de esta sociedad patriótica, que sin duda hará época en nuestros anales, si, como yo lo espero, fija en ellos los esfuerzos de su celo y amor público. Analicemos la
importancia de esta materia

sábado, 1 de junio de 2013

articulo primero

No habría tiranos si no hubiera esclavos, y si todos sostuvieran sus derechos, la usurpación sería imposible. Luego que un pueblo se corrompe pierde la energía, porque a la trasgresión de sus deberes es consiguiente el olvido de sus derechos y al que se defrauda lo que se debe a sí propio le es indiferente el ser defraudado por otro. Cuando veo a Roma libre producir tantos héroes como ciudadanos, cuando veo al tribuno, al cónsul, al dictador sacrificarse en las calamidades públicas a las furias infernales por medio de una augusta y terrible ceremonia; cuando veo que el espíritu público forma el patrimonio de un romano; cuando veo el pabellón de la república en toda la Italia, en una parte de la Sicilia, en la España, en las Galias y aun en el África, infiero desde luego que en Roma no puede haber un usurpador, porque veo que el pueblo sostiene sus derechos y respeta sus deberes; pero cuando veo que cada magistrado es un concesionario, que sólo el dinero y la intriga elevan los pretendientes a las sillas curules, que las legiones de la República no son ya sino las legiones de los próceres y que los ciudadanos no tratan sino de hacer un tráfico vergonzoso de sus derechos, no dudo que se acerca la época de Augusto y el fin de la república.Un usurpador no es más que un cobarde asesino que sólo se determina al crimen cuando las circunstancias le aseguran la ejecución y la impunidad; teme la sorpresa y procura prevenir el descuido: la energía del pueblo lo arredra y así espera que llegue a un momento de debilidad o caiga en la embriaguez febril de sus pasiones: él conoce que mientras la LIBERTAD sea el objeto de los votos públicos, sus insidias no harán más que confirmarlas, pero que cuando en las desgracias comunes cada uno empieza a decir "yo tengo que cuidar mis intereses" este es el instante en que el tirano ensaya sus recursos y persuade fácilmente a un pueblo aletargado que la fuerza es un derecho: todas las demás consecuencias proceden de este principio, pero es imposible que las armas lo sancionen si la debilidad del pueblo no lo autoriza: en vano se presentarán en Atenas 30 tiranos para usurpar la autoridad por la fuerza, ellos podrán por el espacio de 8 meses hacer temblar a la virtud y sacrificar 1500 ciudadanos privándolos aun de las exequias fúnebres, pero mientras los atenienses amen la LIBERTAD y el pueblo no degenere por la corrupción, Atenas será libre y no faltará un Tracibulo que restablezca la majestad del pueblo. No lo dudemos; mientras este sostenga sus derechos, los tiranos harán vanas tentativas y donde crean elevar su trono no harán más que encontrar un sepulcro.Pero todo pueblo ilustrado, bárbaro, guerrero o pacífico, virtuoso o corrompido necesita una causa que lo mueva y un agente que lo determine: él se entregaría a impresiones ciegas y desordenadas en el momento que le faltase un principio determinante de sus acciones: él necesita que los que mejor conocen sus intereses lo ilustren, y sabe muy bien que aunque no es fácil se corrompa su corazón, podría vacilar su suerte en los peligros, fluctuar su prosperidad en la paz y ver amenazada su existencia por la fuerza o la anarquía. Prevenido de este instinto busca siempre en los conflictos una mano que lo sostenga y corre con entusiasmo donde lo llama el héroe que le ofrece salvarlo: si poseído este del amor a la gloria emprende cosas grandes, su ejemplo le hace sentir luego hasta qué grado de fuerza puede elevarse su virtud y comunicándose a la multitud la energía del individuo llega a fijar su destino.Ningún pueblo ha derogado, ni puede derogar sus derechos; su propensión a la salud pública es una necesidad que resulta de su organización moral, y su amor a la independencia es tanto mayor, cuanto es más íntimo el convencimiento que tiene de su propia dignidad: él la sostendrá con sus fuerzas físicas, si el que dirige su opinión desenvuelve esta aptitud. Al hombre ilustrado toca este deber y sus luces son la medida de los esfuerzos con que debe contribuir. He aquí como insensiblemente he venido a fijar la regla que debe formar el espíritu de una institución que empieza en este memorable día y llegará a ser en breve el seminario de las virtudes públicas.

articulo primero (segunda parte)

Yo no dudo que si hubiera sido compatible con el sistema antiguo la existencia de un solo hombre capaz de hacer conocer a los pueblos de América su dignidad, el período de la opresión acaso no hubiera sido más durable que el de la sorpresa que causó en ellos la irrupción de Hernán Cortés y Pizarro; pero un plan reflexivo de tiranizar fulminaba ya terribles anatemas contra todos los que tenían alguna influencia en la multitud, y no le inspiraban ideas de envilecimiento y servidumbre, ni le hacían entender que debían mirar como un don del cielo las cadenas que arrastraba: obedecer a la fuerza como a una ley sagrada, respetar la esclavitud como un deber natural y no conocer otra voluntad que la de un déspota a quien la preocupación hacía inviolable. Esta ha sido la causa que ha perpetuado hasta nuestros días el sistema colonial de la península: los pueblos habían olvidado su dignidad y ya no juzgaban de sí mismos sino por las ideas que les inspiraba el opresor.
Confirmada por la experiencia la causa de nuestros males es tiempo de repararlos, destruyendo en los pueblos toda impresión contraria a la inviolabilidad de sus derechos. Yo tengo la complacencia de esperar que la sociedad patriótica contraerá todos sus esfuerzos a este objeto, considerándolo como una de sus primordiales obligaciones: ella debe por medio de sus memorias y sesiones literarias grabar en el corazón de todos esta sublime verdad que anunció la filosofía desde el trono de la razón: la soberanía reside sólo en el pueblo y la autoridad en las leyes: ella debe sostener que la voluntad general es la única fuente de donde emana la sanción de ésta y el poder de los magistrados: debe demostrar que la majestad del pueblo es imprescriptible, inalienable y esencial por su naturaleza; que cuando un injusto usurpador la atropella y se lisonjea de empuñar un cetro que se resiente de su violencia y ofrece a la vista de todos el proceso abreviado de sus crímenes, no hace más que poner un precario entredicho al ejercicio de aquella prerrogativa y paralizar la convención social mientras dure la fuerza sin debilitar un punto los principios constitutivos de la inmunidad civil que caracteriza y distingue los derechos del pueblo.

articulo primero (tercera parte)

Cuando la América esté firmemente convencida de estas verdades y olvide esos inveterados errores que una moral exclusiva y parcial ha convertido en dogmas inconcusos, ocurriendo a la autoridad del tiempo en defecto de la sanción de las leyes, para persuadir que la justicia era el apoyo de sus principios: cuando la América conozca que el santo código de la naturaleza es uno e invariable en cualquier parte donde se multiplica la especie humana, y que son iguales los derechos del que habita las costas del Mediterráneo y del que nace en las inmediaciones de los Andes: cuando recuerde su antigua dignidad y reflexione que sus originarios legisladores conocieron de tal modo los imprescriptibles derechos del hombre y la naturaleza de sus convenciones sociales, que considerándose siempre como los primeros ciudadanos del estado y los más inmediatos vasallos de la ley, no miraban en el pueblo que les obedecía sino la primera fuente de su autoridad, sin embargo de que su origen podía hacerles presumir que su misma cuna les daba derecho al trono: cuando la América entre a meditar lo que fue en los siglos de su independencia, lo que ha sido en la época de su esclavitud y lo que debe ser en un tiempo en que la naturaleza trata ya de recobrar sus derechos, entonces deducirá por consecuencia de estas verdades, que siendo la soberanía el primer derecho de los pueblos, su primera obligación es sostenerla y el supremo crimen en que puede incurrir será por consiguiente la tolerancia de su usurpación. Todo derecho produce un deber relativo de sostenerlo, y la omisión es tanto más culpable, cuanto es más importante el derecho: cada uno de los que tengan parte en él es reo delante de los demás si deja de contribuir a su conservación. Yo bien sé que los miembros de esta naciente sociedad están penetrados de estos principios y que su conducta va a formar la mejor apología de ellos: bien sé que uno de los motivos determinantes de esta reunión patriótica ha sido analizar y conocer a fondo las preeminencias del hombre, los derechos del ciudadano y la majestad del pueblo; pero es imposible sostenerla sin ilustrarlo sobre los principios de donde deriva, sobre la teoría en que se funda y sobre los elementos del código sagrado de la naturaleza, última sanción de todos los establecimientos humanos. Pero si el error y la ignorancia degradan la dignidad del pueblo disponiéndolo a la servidumbre, la falta de virtudes lo conduce a la anarquía, lo acostumbra al yugo de un déspota perverso a quien siempre ama la multitud corrompida; porque la afinidad de sus costumbres asegura la impunidad de sus crímenes recíprocos. Nada importaría que desempeñase la sociedad aquel primer objeto, si prescindiese de estos dos últimos: el silencio respecto de ellos haría quimérica toda reforma e invariable todo plan; y las medidas que se adoptasen serían tan frágiles como sus principios.

viernes, 31 de mayo de 2013

articulo segundo

La ignorancia es el origen de todas las desgracias del hombre: sus preocupaciones, su fanatismo y errores, no son sino las inmediatas consecuencias de este principio sin ser por esto las únicas. Yo no pretendo probar que todo pueblo ignorante sea precisamente desgraciado; porque encuentro a cada paso en la historia del género humano ejemplares de varios pueblos que han sido felices hasta cierto punto en medio de su misma barbarie. Tampoco me he propuesto combatir al ciudadano de Ginebra demostrando que el progreso de las ciencias no ha contribuido a corromper las costumbres, sino antes bien a rectificarlas: dejemos a la Academia de Dijon que examine este problema, mientras la experiencia lo decide sin necesidad de ocurrir a razonamientos sutiles. Los sentimientos del corazón son el termómetro que descubre la infancia o madurez, la debilidad o el vigor, la rectitud o corrupción de la razón. Sus progresos en el bien o el mal tienen como todas las cosas su principio, su auge y su ruina; períodos consiguientes a la debilidad de todo ser limitado que no puede llegar sino por grados al extremo del vicio o la virtud. Cuando yo veo a un pueblo estúpido envuelto en las tinieblas del error, observo sin embargo que nada ha podido sofocar el instinto que lo arrastra a la felicidad. y que en medio de sus inveteradas preocupaciones él tiene una invencible propensión a mejorar su destino. Sus mismos errores son una prueba de ello: incapaz de conocer el bien o el mal por su ignorancia, delira en sus opiniones, confunde sus principios, invierte el orden de sus ideas, respeta sus caprichos, adopta sistemas extravagantes y llega a poner el crimen en el rango de las virtudes, lisonjeándose de haber encontrado la verdad cuando más se ha alejado de ella. Este es el momento en que eclipsadas ya todas las nociones e incontrastable en el error, sólo gusta de lo que puede apoyar y perpetuar sus preocupaciones: entonces se consagra al fanatismo, porque en él encuentra la sanción de sus errores: fanático al principio por debilidad y luego por costumbre adora la obra de su delirante imaginación; mira los prestigios como misterios; su degradación como una virtud heroica y el plan de sus pasiones, de sus inepcias y caprichos viene a ser la moral que reconoce.He aquí ya un pueblo que para ser esclavo no necesita sino que se le presente un tirano: ignorante, preocupado y fanático él no puede apreciar la LIBERTAD, porque habituado a sujetar todos sus juicios a un sofista que mira como oráculo y limitando el ejercicio de su voluntad a una obediencia servil, fija su felicidad en poner trabas a sus ideas, en aislar sus sentimientos y en encadenar sus facultades, como si su destino no fuese otro que abrumar su debilidad con un juego voluntario. Tales son los efectos de la ignorancia, tales sus progresos y resultados. Yo no necesito confirmar mis razonamientos con ejemplos: si ellos están fundados en la naturaleza de las cosas, si la historia del hombre los justifica escusado sería inculcar sobre la conducta de los tiranos último comprobante de lo que he afirmado: escusado sería multiplicar reflexiones para probar que la ilustración es un crimen en su arbitraria legislación: escusado sería recordar las expresas prohibiciones que nos sujetaban hasta hoy a una humillante y funesta ignorancia: escusado sería irritar nuestro furor al vernos después de tres siglos sin artes, sin ciencias, sin comercio, sin agricultura y sin industria, no teniendo en esto otro objeto el gobierno de España que acostumbrarnos al embrutecimiento, para que olvidásemos nuestros derechos y perdiésemos hasta el deseo de reclamarlos.

articulo segundo (segunda parte)

Si la ignorancia es el más firme apoyo del despotismo, es imposible destruir este sin disipar aquella: mientras subsista esa madre fecunda de errores serán puestos en problema los más incontrovertibles derechos o se confundirán con los más perniciosos abusos, resultando no menos funesto que el primero. De aquí procede que muchos creen amar la LIBERTAD, cuando sólo buscan el libertinaje, olvidando que aquella no es sino el derecho de obrar lo que las leyes permiten, como lo demuestra un escritor del siglo de Luis XIV. Propenso el hombre a abusar de sus mismas preeminencias se lisonjea siempre de encontrar en ellas la salvaguardia de sus crímenes y cree vulnerados sus derechos, cuando se trata de fijarles el término moral que los circunscribe o cuando se le advierte el precipicio a que conduce su abuso: infatuado por el error atropella a la autoridad de la razón y prostituyendo sus derechos los destruye y mira como a un opresor al que quiere sujetarlo en la esfera de sus deberes. Por desgracia el corazón llega a ser cómplice en estos delirios y entonces la reforma es más difícil, pero todo el mal procede de un principio. Incierta y vacilante la razón entre el error y la ignorancia, degeneran sus ideas y el bien o el mal causan iguales impresiones en la voluntad, porque el instinto moral que sigue en sus movimientos, la vicia por su propia contradicción y la seduce con ambiguos y prestigiosos impulsos.
Bien sé que otras causas contrarias han producido muchas veces los mismos efectos; por desgracia los más saludables remedios que sugiere la filosofía para curar las enfermedades del género humano, empeoran su miserable destino y doblan el fardo pesado de sus desgracias cuando se quiere derogar la naturaleza de las cosas, en vez de reparar sus accidentales vicios. La ilustración es el garante de la felicidad de un estado; pero cuando llega a generalizarse en todas sus clases, cuando el refinamiento de las ideas se sustituye a la exactitud y solidez; cuando el invariable sistema de la naturaleza es atacado y controvertido por la osadía seductora de las opiniones de los sabios innovadores, entonces el remedio es peor que el mal, y si antes las tinieblas ocultaban la verdad, la demasiada luz propagada indiscretamente deslumbra los ojos de la multitud y semejante al que sale de un oscuro recinto a recibir de golpe las vivas impresiones que comunica el sol en medio de su carrera, confunde la realidad de los objetos con sus ficticias especulaciones y corre en pos de bellezas imaginarias que se alejan de él cuanto más se empeña, al modo que el término del horizonte sensible que siempre huye del que pretende saciar la vista con su inmediación. Quizá fue esta una de las causas que frustraron en nuestros días el plan suspirado de una nación siempre grande en sus designios. La ilustración era casi general y las ideas apuradas por esos genios sublimes que desde el reinado de Luis el grande preparaban la ruina del último Capeto, habían conducido los espíritus a un grado de prepotencia que todos se creían con derecho a ser jefes de partido. Cada uno consideraba la esfera de sus conocimientos más dilatada que la de los demás y el espíritu exclusivo multiplicaba las facciones a proporción de los sabios que se sucedían. Pululaban sectas y partidos en todas partes; pero la nulidad e insuficiencia era el carácter de unos y otras; entonces la desolación y el incendio pusieron término a los progresos del delirio y pasando de un extremo a otro elevaron un trono colosal sobre las ruinas del que acababan de destruir, olvidando que poco antes juraron un odio eterno y perdurable a todos los tiranos de la tierra.
Tan funesta ha sido algunas veces la influencia de la razón exaltada y envanecida por la rapidez de sus progresos: parece que nuestra estirpe está condenada a ser siempre miserable, ya cuando se arrastra humildemente en las sombras de la ignorancia, ya cuando se sobrepone a los errores y enarbola con vanidad el pabellón de la filosofía. A pesar de tan misteriosas contradicciones, es más vergonzoso que difícil reducir a un soso principio el origen de esta sucesión de males. La ignorancia degrada al hombre, el error le hace desgraciado, la ilustración llega a extraviarlo cuando conspira con sus pasiones dominantes a ocultarle la verdad y conducirlo al precipicio con brillantes engaños. El corazón humano tiene un odio natural al vicio y mira con pánico terror las desgracias a que le conduce: pero luego que se le disfraza la deformidad de aquel y se le oculta el tamaño natural de estas, depone sus sentimientos naturales y se entrega con insolente complacencia al nuevo impulso que recibe. La consecuencia de estos principios es de muy fácil ilación: el error precipita a1 ignorante y la corrupción al sabio. Desgraciado el pueblo donde se aprecia la estupidez, pero aún más desgraciado aquel donde los vicios se toleran como costumbres del siglo (*). Concluyamos que es preciso ilustrar al pueblo, sin dejar de formarlo en las costumbres, porque sin estas toda reforma es quimérica y los remedios llegarán a ser peores que el mismo mal.

articulo segundo (tercera parte)

Bien sé que si por desgracia, son demasiado tardíos los progresos del entendimiento humano, no son menos los de sus costumbres. Sólo una buena legislación auxiliada por la naturaleza del clima, por la índole de sus habitantes y por el curso del tiempo ha podido algunas veces formar un pueblo más o menos moral y acostumbrarlo a las impresiones de la virtud. La perfección de esta obra es el resultado preciso de un complexo de circunstancias y casi independiente de los esfuerzos del filósofo. Sin embargo los preceptos animados del ejemplo llegan también a usurpar el imperio del hábito fortificado por el tiempo. No hay empresa tan ardua que no pueda superarla un valor irritado, firme, prudente y emprendedor. Si por fortuna concurren algunos genios cuyo destino parece ser la reforma de su especie, entonces la ilustración triunfa de los errores y las virtudes de la corrupción, fundando una armonía entre la fuerza del espíritu y el influjo de una voluntad reglada. Pero ésta siempre fue la obra de muchas fuerzas combinadas, porque difícilmente produce cosas grandes el hombre aislado: su genio, su carácter, su talento, todo permanece circunscrito al círculo de sí mismo y sólo en la unión con sus semejantes descubre lo que es en sí y lo que puede influir en ellos. Entonces todos participan de los deseos, de las luces, de las afecciones y aun de los trasportes del que se agita por un grande interés: esta comunicación de ideas será más feliz en sus efectos cuando sea recíproca en los individuos asociados, como es justo y honroso esperarlo de esta naciente sociedad. Todos sus miembros se hallan penetrados de iguales sentimientos, de iguales deseos: su sensible corazón va a desplegar todo su ardor, y su alma se dispone a derramar el entusiasmo que la inunda, sin que pueda haber un espectador indiferente de la energía que anuncian sus semblantes. Este va a ser el seminario de la ilustración, el plantel de las costumbres, la escuela del espíritu público, la academia del patriotismo y el órgano de comunicación a todas las clases del pueblo. Las tinieblas de la ignorancia se disiparán insensiblemente, se formaran ideas exactas de los derechos del pueblo, de las prerrogativas del hombre y de las preeminencias del ciudadano: las virtudes públicas preservarán el corazón del pueblo de toda corrupción y no darán lugar al abuso de su restaurada LIBERTAD: todas estos efectos deben esperarse del ardoroso empeño con que la sociedad va a consagrar sus desvelos y tareas a ilustrar la opinión publica y depurarla de los errores y vicios que inspira la esclavitud.
Ciudadanos congregados por la salud pública: he detallado según mis limitados conocimientos y acomodándome a la premura del tiempo los objetos que deben fijar vuestro celo: pero sólo mis ardientes deseos podrán ser el suplemento de las faltas que haya cometido. Bien sé que mis palabras nada añadirán a vuestra energía: ella sola mudará desde hoy el aspecto político de nuestros negocios; dejad que los peligros se amontonen para abrumar la existencia de los hombres libres, dejad que la rivalidad de un pueblo vecino sirva de apoyo a la ambición de una potencia inerme que obtiene el último rango sufre las naciones; dejad que el tirano del Perú calcule su engrandecimiento sobre nuestra ruina. La influencia que desde hoy va a recibir de vosotros este pueblo inmortal, teatro de los grandes sucesos asegurará el éxito feliz de los fuertes conflictos en que nos vemos. La sociedad patriótica salvará la patria con sus apreciables luces y si fuese preciso correrá al norte y al occidente como los atenienses a las llanuras de Marathon y de Platea, resueltos a convertirse en cadáveres o tronchar la espada de los tiranos. Ciudadanos: agotad vuestra energía y entusiasmo hasta ver la dulce patria coronada de laureles y a los habitantes de la América en pleno goce de su augusta y suspirada INDEPENDENCIA.

jueves, 30 de mayo de 2013

objetivos e integrantes de la logia lautaro

La Logia Lautaro era una Logia Operativa, eso significaba que había sido creada con un sólo objetivo. Una vez logrado el mismo la Logia se separaba. El objetivo de la Logia Lautaro era conseguir la independencia de la mayoría de las colonias americanas. Fue fundada por Francisco de Miranda y sus miembros eran:

*Francisco de Miranda 
*Santiago Mariño 
*Andrés Bello 
*Luis López Méndez 
*Simón Bolívar 
*Bernardo O'Higgins 
*José de San Martín 
*Tomás Guido 
*Francisco Isnardi 
*Ambrosio Plaza Farfán 
*José Cortes de Madariaga 
*Juan Pablo Fretes 
*Bernardo Monteagudo 
*Manuel José García 
*José Antonio Alvarez Condarco

miércoles, 29 de mayo de 2013

Informacion sobre la logia lautaro

La mayoría eran militares. Todos éstos masones debían obedencia a la Gran Logia de Londres, la más grande del mundo en ese momento, que había ideado el plan para independizar las colonias de España. Lo que ocurría es que Inglaterra había perdido las 13 colonias de América del Norte y necesita buevos mercados comerciales. América del sur estaba la mayoría en manos de los españoles y el comercio con Inglaterra se limitaba al contrabando (Inglaterra pagaba 200% más que lo que pagaban los españoles), pero no era suficiente, por ello al independizarse un país Inglaterra era la 1º potencia europea en reconocerlo, así mandaba un embajador y comenzaban las relaciones bilaterales. No es casual que todos los países latinoamericanos hayan festehado el años pasado su bicentenario. A los Masones nombrados hay que agregar a Simón Bolívar, Sucre (Venezuela) y Mariano Moreno (Argentina) su hermano Manuel Moreno fundó la Sociedad Patriótica que la formaron: Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Juan Larrea, Agustín José Donado,Julián Álvarez, Francisco Planes, Salvador Cornet, Ignacio Núñez, Monteagudo, la mayoría Masones.

lunes, 27 de mayo de 2013

pasos importantes

Algunos de los pasos importantes que se lograron en este proceso son los siguientes: sanción de la libertad de vientres, reglamentación de un programa para la educación y ejercicio de los libertos, se creó un regimiento de pardos y libertos; se derogaron la mita, encomienda, yaconazgo y el servicio personal de indios; fueron abolidos los títulos nobiliarios y los mayorazgos. Además se avanzó con reformas judiciales, eclesiásticas, militares, sobre el campo y en el área monetaria. 

Inicio de la Asamblea de 1813

El 5 de noviembre de 1812, la Sociedad Patriótica envió una circular a los cabildos del interior en la que afirmaba lo siguiente: “La Sociedad Patriótica opina que el único arbitrio capaz de fijar el destino de los pueblos es la declaración de la independencia en la asamblea general extraordinaria..."
El Triunvirato encomendó a la Sociedad Patriótica el estudio de asuntos de interés general para facilitar las tareas del congreso próximo y se designó una comisión redactora de un proyecto de constitución. En su proclama del 31 de enero se declara Asamblea General Constituyente y también otro de los objetivos principales, esgrimidos en el decreto de convocatoria, la organización general del estado.
La corporación celebró sus sesiones en el Consulado y se inauguró con los siguientes diputados presentes: Carlos Alvear, Mariano Perdriel, Juan Larrea, Gervasio Posadas, José F. Sarmiento, Vicente López, Hipólito Vieytes, José V. Gómez, Francisco Argerich, Tomás A. Valle, Juan R. Balcarce, José Ugarteche, Pedro Vidal, Bernardo Monteagudo, Agustín Donado, Pedro Agrelo y José Moldes. Luego, a estos nombres, se sumaron otros representantes de todo el país.
Debido a la existencia de, por lo menos, dos proyectos constitucionales se impuso el criterio de que no era oportuno ocuparse de la materia en ese momento. Por esto, no se cumplió con uno de los principales objetivos de la Asamblea: el dictado de una constitución.